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Manos unidas

Protocolo Personal de Atención a Situaciones de Violencia Basada en Género (VBG) y Compromiso con la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI)

¿Para qué es este protocolo?

Este protocolo tiene como propósito establecer una guía clara, sensible y ética para actuar frente a situaciones de Violencias Basadas en Género (VBG) que puedan emerger en el marco de procesos de acompañamiento individual o grupal, ya sea en sesiones de mentoría, coaching, talleres, consultorías o experiencias de aprendizaje acompañadas por Gabriel Vásquez.

 

Además, afirma un compromiso explícito con los principios de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), promoviendo entornos donde todas las personas, independientemente de su identidad, orientación, historia o condición, sean escuchadas, respetadas y valoradas.


Parte de una comprensión profunda del papel del facilitador como agente de cuidado y apoyo, sin reemplazar el rol terapéutico ni las rutas institucionales o legales establecidas.​

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1. Principios orientadores

Este protocolo está guiado por los siguientes principios:

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1.1 Cuidado y dignidad

Toda persona tiene derecho a ser tratada con respeto, sensibilidad y consideración por su historia y experiencia. El cuidado se expresa en el lenguaje, la actitud y la intención del facilitador, quien reconoce a la persona no como víctima sino como sujeto de derechos y posibilidades, aún en medio de su dolor.

 

1.2 Confidencialidad ética

La información compartida en un espacio de acompañamiento es confidencial y será protegida con rigurosidad. Solo será compartida si la persona autoriza explícitamente o si existe un riesgo evidente para su vida o la de otros. Esta confidencialidad también implica no divulgar hechos, comentarios o señales percibidas durante talleres o espacios grupales que puedan comprometer a alguien sin su consentimiento.

 

1.3 Consentimiento informado

Toda acción posterior a una situación de VBG se realiza únicamente si la persona lo desea y da su consentimiento informado. Esto incluye el contacto con redes institucionales, la notificación a referentes organizacionales o cualquier tipo de acompañamiento adicional. No se impone ni se sugiere actuar desde el deber, sino desde el respeto por la autonomía.

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1.4 No revictimización

El protocolo evita todo juicio, cuestionamiento o insistencia sobre la situación vivida. No se exige a la persona que dé detalles, ni se le confronta sobre lo relatado. Se reconoce que revivir lo vivido sin preparación ni acompañamiento terapéutico puede aumentar el daño. Se evita cualquier tipo de exposición pública o presión emocional.

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1.5 Límite profesional

Como consultor, coach, mentor y facilitador, se reconoce que el rol no es clínico ni judicial. No se hacen diagnósticos, no se aconseja desde la opinión personal, ni se asume una postura salvadora. La función es contener, escuchar y acompañar desde el rol profesional, promoviendo el uso de redes especializadas cuando el caso lo amerite.

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1.6 Empatía activa

La escucha se hace desde el corazón, con presencia plena, suspendiendo juicios, sin buscar respuestas ni soluciones rápidas. La empatía se expresa en gestos, pausas, palabras y silencios que acogen el relato de la persona. Se construye un espacio seguro, sostenido desde la humanidad del vínculo y no solo desde la técnica.

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1.7 Enfoque restaurativo y transformador

Más allá de contener el dolor, se busca que cada encuentro, incluso ante una situación de VBG, sea una oportunidad para que la persona reconecte con su valor, su agencia y su integridad. No desde la exigencia de sanar, sino desde la siembra del sentido, la seguridad y el cuidado.

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1.8 Lenguaje incluyente y no sexista

Se emplea un lenguaje respetuoso, incluyente y libre de estereotipos, reconociendo la diversidad de identidades de género, orientaciones y experiencias. El lenguaje no solo comunica, también construye realidades; por eso se cuida que cada palabra y cada gesto afirmen la dignidad de todas las personas, sin reforzar desigualdades o exclusiones. Este principio también implica revisar y ajustar permanentemente la forma en que se nombran las experiencias humanas en todos los espacios de acompañamiento.

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1.9 Compromiso con la Diversidad, la Equidad y la Inclusión (DEI)

Este protocolo se fundamenta en el respeto y la valoración de la diversidad humana en todas sus expresiones: identidades de género, orientaciones sexuales, condiciones físicas, trayectorias culturales, creencias, edades y estilos relacionales.   El acompañamiento se ofrece desde una mirada incluyente, equitativa y no discriminatoria, donde cada persona tiene derecho a sentirse escuchada, segura y reconocida en su singularidad.  Como facilitador, me comprometo a revisar mis propios sesgos, cuidar el lenguaje, propiciar espacios donde todas las voces sean legítimas y favorecer entornos que honren la dignidad y la igualdad de oportunidades para todas las personas.

 

2. Ámbitos de aplicación

Este protocolo aplica cuando se presenta una situación que pueda corresponder a VBG en el marco de:

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  • Sesiones individuales de mentoría o coaching.

  • Espacios grupales de talleres o experiencias de aprendizaje.

  • Procesos de consultoría organizacional relacionados con liderazgo, cambio o cultura.

  • Interacciones dentro o fuera de sesiones donde una persona decide compartir su experiencia de forma espontánea.

 

3. Acciones ante una situación identificada

Este apartado establece las rutas de actuación específicas cuando una persona manifiesta o se sospecha que está atravesando una situación de violencia basada en género y que esté relacionada con cualquier tipo de violencia (psicológica, física, sexual, económica, simbólica, otra). La intervención se basa en el respeto, la contención y el cuidado, ajustándose a los límites éticos y profesionales del rol de acompañamiento.

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a. Si una persona comparte una situación de VBG:

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  1. Escucha activa y empática: Se dispone un espacio íntimo y contenido, libre de interrupciones, en el que la persona pueda hablar si lo desea. Se escucha desde el silencio respetuoso, la mirada compasiva y la plena presencia, evitando toda actitud investigativa o técnica.

  2. Validación emocional: Se acoge el relato con palabras que reconozcan su valor y el coraje de haber compartido. Se evita minimizar, racionalizar o emitir juicios sobre lo ocurrido. Frases como “gracias por compartir esto” o “estoy aquí para ti” fortalecen el sentido de seguridad.

  3. No interpretación ni diagnóstico: Se evita extraer conclusiones, interpretar lo relatado o asignar etiquetas. El rol del acompañante no es determinar la veracidad, gravedad o tipo de violencia, sino sostener emocionalmente y orientar con sensibilidad.

  4. Propuesta de acción informada: Se ofrece a la persona la posibilidad de acudir a las rutas institucionales, a los canales organizacionales definidos o a servicios externos especializados en VBG. Esta sugerencia se presenta como una opción, nunca como una obligación.

  5. Consentimiento explícito: Antes de informar a cualquier entidad o persona (incluidos socios de talento, áreas de gestión humana u organizaciones contratantes), se solicita autorización clara, documentada de forma ética (verbal o escrita según el contexto) y con pleno entendimiento de las implicaciones.

  6. Acompañamiento transicional: Si la persona decide actuar, se le puede ofrecer acompañamiento para contactar a la instancia correspondiente. Si no desea hacerlo, se respeta su decisión y se refuerza su derecho a decidir cuándo y cómo actuar.

  7. Cierre del encuentro: Se cierra el espacio recordándole a la persona que no está sola, que lo que ha compartido es importante y que, si lo desea, puede volver a retomar el tema en otro momento. No se presiona a continuar ni se extiende innecesariamente la conversación si no lo requiere.

 

b. Si hay signos indirectos o sospecha:

  • Se observa con respeto y cautela. Si se perciben indicios (conductas, lenguaje corporal, silencios significativos), se puede abrir un espacio conversacional desde preguntas amplias y cuidadosas, como: “¿Hay algo que te preocupe últimamente?”, evitando referencias directas o confrontativas.

  • Si no hay claridad o la persona no desea hablar, se respeta su decisión. Se mantiene una actitud disponible y empática, sin forzar el diálogo.

  • En ningún caso se actúa por intuición o rumor. Se espera a que haya una manifestación clara o una solicitud de ayuda.

 

Estas acciones están orientadas a cuidar a la persona, reconocer su autonomía y actuar con profesionalismo, sin perder la sensibilidad y la humanidad del encuentro.

 

4. Rutas de acción y articulación

Este apartado describe las formas de canalizar una situación de VBG hacia los espacios más adecuados de apoyo y resolución, dependiendo del contexto en que se identifique. La actuación se realiza con pleno respeto por la voluntad de la persona afectada y desde una perspectiva ética, cuidadosa y articulada con las instancias pertinentes.

 

a. En contextos organizacionales

Cuando la situación ocurre dentro del marco de una organización que cuenta con políticas, protocolos o equipos designados, se procederá de la siguiente manera:

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  1. Identificación del canal institucional: Se consulta, con autorización previa de la persona, si desea activar el canal correspondiente.  Por ejemplo, este puede ser el socio de talento, el área de cultura o bienestar, o el comité de VBG si existe.

  2. Activación con acompañamiento: Si la persona decide proceder, se le puede apoyar en el contacto con el canal institucional. El acompañamiento es logístico y emocional, sin asumir el rol de mediador o interventor en el proceso.

  3. Coordinación respetuosa: Se comunica con la organización de forma respetuosa, protegiendo la confidencialidad y evitando revelar más de lo autorizado. Se busca facilitar el paso seguro hacia la red institucional sin exponer a la persona innecesariamente.

  4. Derivación ética: Se entrega a la institución la información mínima necesaria para que pueda actuar, siempre que exista consentimiento, y se cierra el ciclo de la intervención como facilitador externo, salvo que se acuerde lo contrario.

 

b. En contextos sin institucionalidad definida

Cuando el acompañamiento ocurre en un contexto más informal, o donde no existen rutas claras de atención, se actúa así:

  1. Orientación informada: Se entrega a la persona un listado de rutas públicas o comunitarias de atención a VBG (líneas de emergencia, casas de apoyo, redes de atención psicosocial o jurídica).

  2. Facilitación del acceso: Se le puede ayudar a ubicar teléfonos, horarios de atención o contactos clave, sin presionar ni asumir que debe acudir.

  3. Seguimiento opcional: Si la persona así lo desea, se puede ofrecer una nueva conversación de seguimiento emocional, siempre dentro de los límites del rol profesional.

 

c. En caso de riesgo inminente

 

Si durante el acompañamiento se identifica un riesgo inmediato para la vida, la seguridad o el bienestar físico o psicológico de la persona o de terceros:

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  1. Priorización del cuidado: Se hace explícito que se está ante una situación que requiere protección urgente.

  2. Activación de servicios de emergencia: Se sugiere contactar líneas como el 123 (emergencias) o la línea 155 (orientación a mujeres víctimas de violencia en Colombia), u otras disponibles en la región.

  3. Acción proporcional: Se actúa con firmeza, pero sin despojar a la persona de su agencia. La intervención busca proteger sin sustituir decisiones personales, y se coordina con quien la organización designe si está en contexto institucional.

 

En todos los casos, la articulación con redes de apoyo se hace con profundo cuidado ético, evitando filtraciones, duplicidades o exposición innecesaria. El acompañamiento termina cuando la persona está protegida, conectada con las rutas adecuadas, y ha expresado sentirse en un lugar seguro para continuar.

 

5. Registro y seguimiento

  • No se conserva información sensible ni detallada.

  • Se podrá dejar constancia general de que se actuó según protocolo si la organización lo requiere.

  • Se ofrece seguimiento emocional sólo si la persona lo solicita, sin sustituir procesos terapéuticos.

 

6. Compromiso personal con este protocolo

Como consultor, coach y facilitador independiente, declaro mi compromiso activo y consciente con este protocolo como parte esencial de mi práctica profesional. Este compromiso se manifiesta en los siguientes principios de acción:

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  1. Adopción plena del protocolo: Me comprometo a conocer, aplicar y actualizar este documento con base en la experiencia, la reflexión ética y los aprendizajes obtenidos en cada proceso de acompañamiento.

  2. Revisión continua: Reviso regularmente la pertinencia, el lenguaje y los procedimientos aquí descritos, a la luz de nuevas normativas, recomendaciones de organismos internacionales y buenas prácticas del acompañamiento ético.

  3. Autoformación constante: Me comprometo a continuar mi formación en temas de género, diversidad, inclusión, cuidado, ética y prevención de las VBG, como parte de mi responsabilidad profesional y ciudadana.

  4. Autorregulación ética: Me mantengo alerta a mis sesgos, prejuicios o reacciones automáticas, procurando un estado de presencia consciente que favorezca el respeto por la otra persona.

  5. Cuidado del vínculo: Me comprometo a generar espacios seguros, sin violencia, en los que toda persona pueda sentirse escuchada, valorada y respetada en su dignidad.

  6. Límite de competencia: Reconozco cuándo debo derivar, consultar o articular con otras instancias más especializadas, evitando actuar fuera de los límites de mi formación o experiencia.

 

Este protocolo no es solo un documento formal: es una expresión del lugar desde el cual acompaño, del tipo de relaciones que deseo facilitar y del compromiso humano que guían mi servicio profesional.

 

7. Consideraciones finales

Este protocolo busca ser una guía de actuación respetuosa, ética y alineada con las mejores prácticas del acompañamiento profesional en contextos sensibles. Está en constante revisión y mejora, según las experiencias vividas y los contextos en los que se aplica.

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Cualquier organización que contrate los servicios de Gabriel Vásquez puede solicitar este protocolo como documento de respaldo y coherencia metodológica con sus principios de cultura y bienestar.

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Declaración de compromiso con la DEI

Declaro un compromiso con los valores de Diversidad, Equidad e Inclusión como principios éticos esenciales del acompañamiento.  Esto implica:

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- Reconocer y acoger la diferencia como fuente de valor.

- Actuar sin discriminación ni juicios, en ninguna etapa del proceso.

- Ajustar el lenguaje, las prácticas y los entornos para que todas las personas se sientan respetadas y consideradas.

- Revisar continuamente los sesgos personales y promover una cultura basada en la igualdad de trato, el cuidado y la equidad.

 

Este compromiso es coherente con los marcos éticos de coaching y con una visión humanista de la transformación individual y colectiva.

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