¿Qué son las emociones?
Se puede definir la emoción como “un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a la acción” (Bisquerra 2009).
Por su carácter biológico, las emociones tienen una característica universal y por lo tanto comunes en todas las sociedades y culturas. De acuerdo con lo anterior, los seres humanos traen incorporado en su biología la posibilidad de sentir alegría o tristeza, pero dependerá de cada cultura lo que impulse a cada persona el sentir esa emoción. Es decir, por su biología el ser humano se emociona igual, pero por razones diferentes que tienen origen en la personalidad y la cultura.
Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y su expresión facial, sostiene que cada emoción tiene un patrón transcultural y cuya duración es bastante breve (de 0,5 a 4 segundos). Las investigaciones de Ekman le permitieron identificar hasta 10.000 expresiones emocionales en el rostro humano (Ekman 2017)
Desde un punto de vista sociológico, las emociones son la energía que le dan viabilidad a una sociedad pues son las que permiten que las personas se junten, interactúen y logren los objetivos que se proponen. De igual forma, las emociones están en el centro de la cultura pues moldean los roles y las normas socialmente aceptadas. Desde esta perspectiva, las emociones surgen de las relaciones humanas, son aprendidas socialmente y están regidas por normas de conducta, valores, vocabularios propios y compartidos por esa cultura, por ejemplo, la rabia aparece cuando una persona le hace daño a otra. Por ello, las personas aprenden a reaccionar a las emociones con las pautas culturales con que crecieron (Casassus 2015)
Aunque se reconoce de la existencia de unas emociones básicas no hay un acuerdo generalizado sobre cuales son. En el listado de las más frecuentes se encuentran: alegría, ira, miedo, sorpresa, tristeza y asco.
Las emociones tienen una función motivadora, adaptativa, informativa, social y personal que impacta en los procesos mentales, la toma de decisiones y el bienestar de las personas (Ver Cuadro 1). Se puede describir estas funciones de la siguiente manera:
Han permitido que el ser humano se adapte a las situaciones y al ambiente. Ante un peligro aparece el miedo lo cual predispone a huir para asegurar la supervivencia.
Predisponen a la acción y de esta forma motivan y estimulan los comportamientos.
Informan a la persona y a los otros sobre cómo se están sintiendo.
Estimulan a que la persona se comunique para influir en los demás.
Juegan un papel fundamental en la toma de decisiones, ya sea de forma inconsciente o automática ante la presencia de peligros.
Impactan en procesos mentales como la percepción, la atención, la memoria, el razonamiento, la creatividad.
Fortalecen el desarrollo personal pues ayudan a centrar la atención sobre temas de interés particular.
Se integran para evaluar la percepción de bienestar y felicidad.

Por su carácter biológico y hereditario, las emociones no son una palabra, son un proceso que ocurre independiente de la voluntad. Aunque el ser humano se resista y quiera controlarlas, ellas circulan libremente y por ello se hace necesario conectarse con ellas para armonizarse con su relación. ¿Cómo podría hacerse esto?
Continuará...